Historia

Fue don Segundo Asensio Mateo quien lleva más de un siglo, ya que en 1915, puso la primera piedra de lo que hoy día es Calzados Ortopédicos Asensio. Nacido en Piña de Esgueva, Valladolid, fue el primero de cuatro generaciones de artesanos del calzado ortopédico, así empenzó nuestra historia.

Curiosamente fue la poliomielitis que padeció de joven la que llevó a don Segundo a trabajar como artesano del calzado, pues era un oficio que podía desempeñar sentado en su taller. Pronto, buscando soluciones para su propia dificultad al calzarse, aprendió y eligió el camino de la ortopedia, abandonando las actividades de medida normal y compostura del calzado. Desde ese momento se dedicó por completo a desarrollar un método de trabajo cien por cien artesanal que pudiera dar respuesta a los innumerables casos especiales que por aquellos tiempos acaecían a la población.

Los cuatro hijos varones de Segundo Asensio siguieron su trayectoria artesanal y profesional. Después de la Guerra Civil, los varones se redujeron a dos, Alejandro y Eliseo, que relevaron a su padre a su padre en el oficio allá en 1952. Pero fue a partir de 1960 cuando empezó la primera transformación de la empresa: el hijo de Alejandro, quien heredó su nombre y su profesión, viajaba a Holanda para conocer la tecnología y funcionamiento de talleres de ortopedia y calzado. Así, al inaugurar el nuevo local en la calle San Bernardo, en pleno corazón de Madrid, Alejandro incorporó nueva maquinaria que permitiera elaborar el producto con la mayor eficacia, siempre manteniendo la faceta artesanal que es, en gran medida, uno de los mayores valores de la empresa.

Alejandro Asensio no solo consolidó la empresa, sino que vio la continuidad en sus dos hijos varones: Alejandro y Héctor. Ambos complementaron su profesión formándose como técnicos ortopédicos en la Facultad de Medicina, y se incorporaron al negocio en 2001. Posteriormente el mayor de los hermanos, Alejandro, eligió otra actividad, quedando al frente de Calzados Ortopédicos Asensio el actual propietario, Héctor Asensio.

El trabajo y la experiencia de las cuatro generaciones de artesanos del calzado y técnicos ortopédicos, ha convertido a Calzados Ortopédicos Asensio en una de las pocas y más reputadas empresas familiares de Madrid y de España dedicada a la elaboración artesana de calzado ortopédico a medida para mejorar la calidad de vida de sus clientes.

"Corría el año 1915 cuando uno de esos hombre luchadores, invencibles en su amor propio, que desoye a la adversidad, descubrió por casualidad y tesón una forma de ganarse la vida que iban a heredar sus biznietos.

Su enemigo era la polio, una enfermedad que causó estragos a principios de siglo en un Madrid mucho más descuidado y vulnerable que el actual, y que infligió a demasiadas personas un castigo injusto y siempre cruel. A causa de ella, sufría dificultades para andar y decidió hacerse sus propios zapatos. El resultado fue inmejorable. Había conseguido diseñar un par de herramientas, de útiles que le devolvían la libertad de movimientos, ¿por qué no dárselas también a otros?

Fue el fundador de la saga Asensio, una marca que ahora defienden dos jóvenes artesanos, Alejandro y Héctor, en la calle san Bernardo de Madrid. Los dos hermanos empezaron a zambullirse en el taller del padre, el tercer Alejandro de la estirpe, a la vez que estudiaban Técnicas Ortopédicas en la Facultad de Medicina, aportando ciencia y conocimientos a las horas ya pasadas cosiendo, cortando y diseñando moldes. Confiesan que son, antes que zapateros, sanadores y psicólogos, que inician la terapia sencillamente escuchando. 

El reto es, invariablemente el mismo: comprender lo que necesita cada cliente, estudiar la solución y trasladarla a sus pies. El oficio es difícil porque nunca existe un par de zapatos que se parezca a otro y porque la clientela no llega por gusto buscando adquirir una pieza que embellezca su armario, sino una solución para un problema tan personal como acuciante. Ahí es donde el don de escuchar se convierte en el mejor aliado de su arte, de forma íntima y tranquila, prestando experiencia a quien llega sin él y convirtiendo lo más difícil en una tarea sencilla que ya saben de memoria las manos del artesano.

Casi siempre, el proceso empieza con el desarrollo de un molde único y propio, plasmado en escayola, en resina o en madera, que servirá de modelo y maniquí para la piel. Sobre él conforman diversos elementos, la suela, las plantillas, los tacones, los refuerzos, que van a dar forma a las más variadas piezas de calzado. Unas estanterías altas hasta el techo guardan moldes y bocetos acumulados en años de experiencia de cuatro generaciones. Lo más sencillo es hacer un par de botas o zapatos con alza para solventar una desigualdad en piernas o caderas, pares que corrigen balances indeseables e incómodos, que cuidan y miman los pies necesitados.

Pero lo fácil no es también lo habitual. La cotidianeidad del taller de los Asensio es tener que dibujar una obra de ingeniería que juega con refuerzos y lastres para equilibrar la marcha de pares asimétricos, porque cada pie sigue sus propias reglas. No se busca el diseño más bonito, no tiene cabida la belleza sino el disimulo y muy pocas veces Alejandro y Héctor pueden emular el trabajo de otros zapateros en modas y colores, salvo cuando se hacen a sí mismos los zapatos de las bodas."

(Reportaje publicado en 'Madrid hecho a mano. Artesanos madrileños tradicionales'. Cámara oficial de Comercio e Industria de Madrid. Deposito Legal: M-46462-2002).